El clima laboral es un elemento crucial que puede influir significativamente en el éxito o fracaso de una organización. Pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de clima laboral?
Las últimas definiciones consideran que este es el “ambiente” que se vive dentro de una organización, el que está atravesado por la percepción que tienen los trabajadores sobre las políticas, prácticas y procedimientos de la empresa.
En este se incluyen aspectos como el espacio físico, las relaciones interpersonales y las expectativas de las personas respecto a su experiencia en la organización.
Dentro de las características del clima laboral que más valoran las personas está un espacio de trabajo confortable, en el que se pueda trabajar de manera óptima. Junto con esto, está la posibilidad de generar relaciones interpersonales sanas, es decir, que exista un espíritu de apoyo y colaboración entre colegas y jefes.
Por otra parte, las personas también aprecian la autonomía en sus roles y el reconocimiento de sus esfuerzos y logros. Por último, la posibilidad de tener horarios flexibles y acceso a formación y desarrollo profesional continuo son aspectos altamente valorados que contribuyen a un clima positivo.
Pero, cómo todo lo anterior, puede beneficiar a la organización.
Hoy está comprobado que un buen clima laboral aumenta la motivación y la eficiencia, lo que se traduce en un aumento de la productividad. Además, un ambiente laboral positivo reduce la rotación y atrae a nuevos talentos, ya que estos ambientes suelen reportar menores niveles de estrés y mejor salud general.