Muchas empresas crean protocolos que no consideran las particularidades de su organización o que no cumplen con todos los requisitos establecidos por la Ley, como la identificación de riesgos psicosociales y las medidas específicas de prevención.
Para resolver este desafío es necesario diseñar protocolos basados en una evaluación detallada de riesgos y en las necesidades de cada área de trabajo, en los que se incluyan procedimientos claros para la denuncia, investigación y sanción, asegurando que sean accesibles y comprensibles para todos los colaboradores.
Desarrollar políticas y protocolos que no se comunican adecuadamente a los trabajadores, genera desconocimiento y falta de confianza en su aplicación.
Por eso es necesario difundir la información de manera clara y accesible a través de reuniones, capacitaciones y/o herramientas digitales. Para esto ayudará mucho contar con estrategias de comunicación interna que incluyan recordatorios frecuentes y espacios para resolver dudas.
Establecer canales de denuncia que no son confidenciales, accesibles o efectivos, desalienta a los trabajadores a reportar incidentes. Por eso, utilizar herramientas tecnológicas confiables, como el canal de denuncias de Portal PAR, garantizará la confidencialidad y seguridad de los procedimientos.
A esto se suma la necesidad de capacitar a los equipos responsables para manejar las denuncias, quienes deben actuar con imparcialidad, asegurando un trato respetuoso y profesional a todas las partes involucradas.
Ofrecer capacitaciones superficiales o esporádicas, que no entregan conocimiento de valor, no tendrá un impacto real en la cultura organizacional. Por eso, diseñar programas de formación continua y específicos, que incluyan ejemplos prácticos y herramientas para identificar y prevenir el acoso, será de gran ayuda. Junto con involucrar a todos los niveles de la organización, desde líderes hasta colaboradores, para asegurar un impacto transversal.
Centrarse únicamente en responder a incidentes en lugar de prevenirlos, perpetuará los problemas estructurales y culturales que originan el acoso.
Para evitarlo será necesario incorporar evaluaciones regulares de riesgos psicosociales y promover una cultura de respeto y equidad, además de establecer indicadores para medir la efectividad de las políticas y ajustar las estrategias en función de los resultados.